lunes, 30 de junio de 2014

Tenemos que saber decir 'NO' a lo que corresponda, y en Cristo Jesús ¡podemos hacerlo!

En este mundo nadie escapa de ser tentado, NADIE. Te ha sucedido y te sucederá de vivir situaciones que te empujen a desobedecer a Dios. En este mundo caído, lo que nos rodea nos induce a ir contra la voluntad de Dios. Pecar es eso, desobedecer a Dios. Podemos ser tentados muchas veces, pero, no podemos dejarnos vencer por el pecado. No debemos pecar. El pecar trae, únicamente, consecuencias negativas, afecta nuestra comunión con Dios, trae sentimientos que destruyen la paz, el contentamiento, que son debilitantes y destructivos, y que nos separan de Dios, nos separan de quien  más nos ama y ayuda. Por lo que depende de nosotros cuando seamos tentados no caer en pecado, tenemos que estar vigilantes, y rápidamente decir: -¡NO! Antes que sea tarde, ¿verdad?
El Padre del Cielo es nuestro pronto auxilio, y la Palabra de Dios es nuestra espada, la oración, la alabanza también son muy valiosas.
Por ejemplo, un ex viciado puede sentirse tentado a beber alcohol en alguna situación, pero si está atento podrá adelantarse y triunfar ante esa circunstancia, tomando rápidamente una actitud.
Y si no estuvimos atentos, si fuimos negligentes, si no llevamos a la práctica la Palabra de Dios, si nos guiamos por nuestra propia 'sabiduría', o sea, si fuimos tentados y llegamos a pecar, también, -INMEDIATAMENTE- debemos buscar a Dios, sí pronto, para reconocer sinceramente nuestro error y confesarlo ante el Dios Altísimo para pedirle Su perdón, guía, sabiduría y fortaleza.
Debemos orar y pedirle a Dios que aleje de nosotros lo que nos aleja de Él.
Somos un equipo. Pedí y recibirás. Dios es nuestro ayudador, Él nos entiende y nos sabe guiar.
Dios conoce nuestro corazón, y al arrepentimiento le seguirá el perdón, si éste fue genuino.
El estar vigilantes ante el pecado ayuda a tomar distancia de él, cerrarle las puertas lo hace pegar la vuelta.
Dios es Santo y abomina el pecado, ¡el pecado nos aleja de Dios! Si somos Sus hijos debemos parecernos a Él.
No lo olvides jamás: "La impiedad es contagiosa, ¡la santidad no!".
Te invito a leer: Efesios 4:22-24, 1 Juan 3:3, 2 Timoteo 2:19, 1 Juan 1:9, . . .
Si no querés ser un derrotado, si querés habitar a la sombra del Altísimo, sin dudarlo, poné a tu enemigo ¡a correr!

No hay comentarios:

Publicar un comentario