sábado, 4 de febrero de 2012

Tenemos un escudo, pero ... ¿es realmente fuerte? ( Parte 2 ).

Creo que a la hora de poner nuestra fe en acción debemos movernos como el águila. Debemos tener la 'perspectiva de lo alto'.
Tenemos que sobrevolar sobre el problema, observarlo no desde su nivel, porque de lo contrario lo iremos a sobredimensionar. Siempre debemos enfrentar la circunstancia tomando en cuenta otro punto de vista, el punto de vista de lo Alto. Tomando en cuenta lo que Dios afirma sobre esa situación ( salud, problemas materiales, desentendimientos familiares, conflictos laborales, desánimo, vicios, tentaciones etc ).
Tenemos que involucrarnos en ese acontecimiento en lo que sea necesario pero no involucrarnos demasiado. No podemos estar en el problema, debemos estar sobre el problema  porque sabemos quién está a nuestra diestra. Si no, estaremos mirando mucho con los ojos, y el cristiano ¡no anda por vista! El cristiano no puede mirar las apariencias de las cosa pues ellas son engañosas.  No negando la prueba, buscando discernir. Dando algún re ojo  con atención,  pero manteniendo distancia.
Tenemos que aproximarnos de Dios como en un vuelo tranquila, directa, pacífica y sabiamente.  Pues tenemos presente que así como miramos desde arriba existe un Ser Superior -el Dios de las Alturas- que está de nuestro lado y que ve nuestro problema desde un nivel muchísimo más alto que nosotros (pues Sus pensamientos son más altos) y que vendrá a nuestro encuentro para -a su tiempo- poner las cosas en su debido lugar.
No pongas los ojos en la prueba sino en Dios. Cuando la observes que sea por estar vigilante, y atrevete a darle una mirada desafiante, ya que no te incluís en la circunstancia pues estás por encima de ella  porque en Cristo sos más que vencedor/a. Porque en Cristo todo lo podés.  Sin Él la victoria sería improbable.
Fe es eso, es creer que todo lo que Dios afirma se cumplirá.  Ésto me hizo recordar una frase que un día escribí en mi Biblia:  Mi fe es el brazo espiritual que va al lugar celestial a buscar las bendiciones que Dios ya declaró que eran mías.  Efesios 1:3.  Por lo que yo creo, digo, pienso y actúo según lo que Dios afirma en Su Palabra  ¿por qué?  porque estoy de acuerdo con Su voluntad.  Creo en lo que Él dice.  No acepto en mi vida lo que Él no afirma,  lo que no es bíblico lo rechazo,  lo que Él no lo dice no lo acepto.
Pongo mi fe en las promesas que Dios hace en la Biblia, se que las veré cumplirse porque Él no es hombre para que mienta y porque ya lo he experimentado innumeras veces.
Si mi mano no está bien y aún no se ve bien  pongo mi fe en acción  porque creo en la Palabra de Dios, creo lo que mi Creador y Padre Eterno dice. Recuerdo, medito y afirmo lo que Él dice, por ejemplo en este caso de la mano, en  3 Juan 2.
No niego el problema lo enfrento con mi escudo: la Fe  (Efesios 6:16).
En estas situaciones de lucha espiritual la fe es nuestro escudo.
Por eso el motivo del título de este post es: "Tenemos un escudo, pero ... ¿es realmente fuerte?"
Tu escudo es tu fe por eso debés fortalecerla. Tratá de andar armado/a con un escudo fuerte pues las pruebas nos llegan a todos y algunas de ellas son más duras.  También mantené afilada tu espada (la Palabra de Dios) para que nada te tome desprevenido/a.
Por eso querido/a hermana en la fe deseo QUE TU FE SEA UN ESCUDO FUERTE, QUE CUANDO TENGA QUE ENTRAR EN ACCIÓN SE MUEVA COMO EL ÁGUILA TOMANDO FUERZAS EN LO ALTO.     Para Dios sea la gloria por siempre.         (Continuará, última parte).

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